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De la entrevista laboral al orgullo de pertenecer: Así se construye un buen "Journey del Colaborador"

  • Foto del escritor: Patricia Villagra M.
    Patricia Villagra M.
  • 23 jun
  • 3 Min. de lectura

Cuando hablamos de buena experiencia laboral, muchas veces pensamos en beneficios, capacitaciones o actividades recreativas. Pero, ¿qué hay del recorrido completo que vive una persona desde el primer contacto con una organización hasta el último día de trabajo?

Ese recorrido tiene nombre: "Journey del Colaborador". Y tenerlo estructurado, documentado y actualizado no es solo un acto de orden, es un deber.


¿Qué es el Journey del Colaborador?


Es el mapa completo de la experiencia laboral, desde la publicación del aviso de trabajo hasta la desvinculación o partida del trabajador. Incluye hitos clave como:

  • Atracción y proceso de selección
  • Onboarding e inducción
  • Ciclos de evaluación
  • Comunicación interna
  • Reconocimiento y desarrollo profesional
  • Salida y retroalimentación

Cada etapa es una oportunidad para conectar, motivar, transmitir la cultura y retroalimentarse.


¿Por qué es importante tenerlo documentado y actualizado?


  • Coherencia y claridad: Evita que cada área “invente” su forma de hacer las cosas.
  • Mejora la experiencia del trabajador: Las personas se sienten más seguras y valoradas cuando hay lineamientos claros.
  • Refuerza la cultura organizacional: Cada paso debe estar alineado con los valores y propósito de la empresa.
  • Permite medir y mejorar: Lo que no se documenta, no se evalúa. Y lo que no se evalúa, no se mejora.
  • Facilita la escalabilidad: Al crecer o abrir nuevas sedes, el journey actúa como un manual vivo que permite replicar buenas prácticas.
  • Buena práctica: Mantener los procesos internos documentados es una excelente práctica de continuidad de negocio, incluso si no estas obligado por normativas.


Un Journey bien diseñado piensa en las personas (no solo en los procesos)


No se trata sólo de hacer un diagrama bonito, se trata de poner a las personas al centro.
Eso significa:

  • Incluir instancias de escucha real
  • Asegurar momentos significativos, no solo funcionales
  • Permitir la personalización cuando sea posible
  • Incorporar la diversidad de realidades (oficina, terreno, remoto)
  • Alinear cada etapa con los valores de la organización y también con los valores personales de quienes forman parte de ella

Cuando este equilibrio se logra, ocurre algo maravilloso:
El colaborador se transforma en embajador de tu empresa. Lo vemos en quienes comparten con orgullo su kit de bienvenida en publicaciones de redes sociales, en quienes celebran sus años de trayectoria con sentido de pertenencia y en quienes recomiendan su empresa como un gran lugar para trabajar.

Porque cuando tratamos bien a las personas, todos ganamos: la organización crece con equipos comprometidos y las personas florecen en entornos donde se sienten vistas, valoradas y escuchadas. Es un verdadero win-win.


Un testimonio real que lo dice todo


A veces no se trata de hacer grandes inversiones, sino de pequeños gestos que marcan la diferencia. En mi experiencia profesional he vivido ambos extremos: una vez llegué a una empresa y nadie sabía qué hacer conmigo. No tenía un lugar donde sentarme, ni acceso a correo ni herramientas básicas. Pasé horas de pie, observando cómo todos trabajaban mientras yo no sabía siquiera a quién dirigirme. Me sentí invisible.

En otra oportunidad, mi llegada fue completamente distinta: me esperaban con mi kit de bienvenida, mis documentos impresos y hasta algo rico para comer. No fue el regalo en sí lo que hizo la diferencia, sino el gesto. El cuidado, la intención, el "te estábamos esperando". Y eso se percibe de inmediato.

Preparar el camino para la llegada de alguien a la organización no es un trámite: es una declaración de valores. Habla de cuánto se valora a las personas desde el primer día. Es ahí donde comienza el verdadero engagement.


¿Y cómo se diseña?


En EndoPRime trabajamos con un enfoque participativo: escuchamos, co-creamos y adaptamos. Un buen journey no se impone, se construye junto a las personas que lo vivirán.


El Journey del Colaborador es mucho más que un proceso interno. Es la forma en que la cultura se hace tangible, día a día, en la experiencia de quienes hacen posible la organización.

Cuando el recorrido de las personas está diseñado con cuidado, empatía y coherencia, no solo mejora el clima laboral: también se fortalece el propósito, la identidad y el compromiso.
 
 
 

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