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La verdadera luz detrás de la productividad

  • Foto del escritor: Patricia Villagra M.
    Patricia Villagra M.
  • 27 oct
  • 2 Min. de lectura
Está claro que cuando nace una empresa, un emprendimiento o un proyecto, el objetivo siempre es el mismo: "mejorar los resultados y aumentar la productividad". Sin embargo, en un contexto donde estamos hiperconectados y todo se mide a través de indicadores o KPI, muchas organizaciones siguen enfocándose únicamente en los procesos y la tecnología.

Pero los verdaderos motores del cambio no siempre están en lo técnico, sino que están en lo humano.

Hoy quiero compartir con ustedes una historia que ilustra esto de forma maravillosa: como el simple acto de prestar atención puede transformar no solo los resultados, sino la forma en que las personas se relacionan con su trabajo.

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La historia

Hace algunos años, una empresa productora de zapatos enfrentaba un gran desafío: su productividad estaba estancada. En un intento por revertir la situación, decidieron realizar un experimento con su personal.

Pensaron que quizás el entorno físico estaba afectando el rendimiento, así que empezaron por aumentar la iluminación del área de trabajo. Para sorpresa de todos, la productividad comenzó a mejorar.

Entusiasmados con el resultado, decidieron aumentar aún más la intensidad de la luz, y los niveles de productividad volvieron a subir. Todo esto parecía indicar que habían encontrado la fórmula perfecta: la luz era la clave.

Pero la historia no terminó ahí. Porque por curiosidad, bajaron nuevamente la luz... y, sorprendentemente, la productividad volvió a subir.

Reducieron aún más la luz, y los resultados siguieron mejorando. Finalmente, la devolvieron a su nivel original, y la productividad continuó en aumento.


El descubrimiento

Tras varios meses de análisis, los investigadores comprendieron algo profundamente humano: La productividad no había aumentado por la cantidad de luz, sino porque los trabajadores se sentían observados, valorados y cuidados.

El simple hecho de que la empresa estuviera prestando atención al entorno —de que alguien se preocupara por mejorar sus condiciones ambientales— hizo que se sintieran parte importante de la organización. Y esa sensación de ser considerados encendió algo mucho más poderoso que cualquier ampolleta: "su compromiso".

Esta historia, conocida como el Efecto Hawthorne, nos recuerda una verdad esencial: Las personas no se comprometen siempre con una empresa, solo, por los cambios técnicos, sino por el vínculo humano que sienten con ella.

Cuando los colaboradores perciben interés genuino en su bienestar, su energía, creatividad y motivación florecen naturalmente. El liderazgo consciente comienza cuando entendemos que escuchar, reconocer y cuidar también son formas de mejorar la productividad.

En EndoPRime, este es el corazón de nuestro propósito: Ayudar a las empresas a fortalecer la conexión con sus colaboradores mediante estrategias de comunicación interna y cultura organizacional que prioricen lo humano.

A veces no se trata solo de la luz. Puede ser la temperatura del espacio, un nuevo beneficio, una capacitación que entregue herramientas reales, o incluso una actividad pensada solo para fortalecer los vínculos entre compañeros. Todo cuenta.

Porque cada acción que demuestra interés genuino por las personas, por pequeña que parezca, enciende algo dentro del equipo. Y cuando una organización se ocupa sinceramente del bienestar de su gente, la luz no solo ilumina los espacios de trabajo, sino también el potencial de cada persona que los habita.
 
 
 

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